lunes, 28 de marzo de 2011

Quito-ko istorio txikiak (2011ko martxoak 28)

Christian eta Pierre-rekin, Quiton
Aspaldiko lagun bat daukat Quiton, lagun bizikletazale on bat. Christian Medrano du izena, Crosty goitizena, eta Txilen ezagutu nuen, Eric Savarden etxean, orain dela hamar urte. Garai hartan Hegoamerikan barrena zebilen Crosty bere bizikleta gainean. Gaur egun Quitoko hiri-txirrindulariek ondo ezagutzen dute bera, "Andando en bici, carajo (ABC)" taldearen sortzaileetakoa eta partaidea da (80ko hamarkadan "¡Alfaro vive, carajo! (AVC)" zeritzon talde gerrilari bat izan zen Ekuador-en), "radio pedal" izeneko saioa zuzentzen du Radio Municipal irratian eta taberna lasai eta atsegin bat dauka La Floresta auzoan, "La Cleta". La Cleta bilgunea da eta baita bizikletaren inguruko bidaiak, jarduerak eta iniziatibak aurkezteko tokia ere. Quitotik pasatzen bazara inoiz hor duzu hiri honetako txiririndularien eta bidaiarien mundutxoaren berri jakiteko aukera. Kafea eta pitzak ere oso onak ditu.

La Cleta
Calle Lugo N 24 250 (y Gipuzkoa)
Barrio La Floresta - Quito   T: 093367699

Gaur goizean bere etxean geundela gustoko duen istoriotxo bat erakutsi dit Christianek. "enlasoledaddelfaro" izeneko blogean aurkitu zuen eta niri ere gustatu baitzait ondoan doakizue.


Dos niños, dos bicicletas y yo

Cada vez que lo veo bajar por el camino, de esa manera, con su bicicleta, me da miedo. Algunas veces me he cruzado con él en el sendero. Cuando esto sucede se dirige hacia mi tan rápido como le es posible; después, cuando está cerca, aprieta el freno trasero y bloquea la rueda que ya apenas si tiene tacos. Es entonces cuando levanta esa polvareda gigantesca que tanto le gusta y se me echa encima atravesando su bicicleta de uno al otro lado del camino. Salta de su asiento sonriendo y me mira a los pies. Yo creo que lo hace para decirme “mira lo bien que la domino, ni un palmo entre tus pies y mi bici”. Pero no lo dice, tan solo un “Hola farero”, sale de sus labios. Yo se cuanto la domina y cuanto disfruta con ello. Cuando esto sucede, si no es tarde y estamos cerca del faro se vuelve caminando conmigo y me acompaña. Algunas veces lo invito a un zumo, le encanta el de manzana. El hace como que no, pero sabe que los compro y los tengo allí para él. Me gusta verlo, con esa sonrisa casi perpetua en su cara y con su frente llena de churretes del sudor y el polvo. Algunas veces me pregunta cosas del faro, de su funcionamiento, otras son cosas de la mar... otras veces es él quien cuenta, y me habla de sus ilusiones, de que un día irá con su padre y su madre a la ciudad y le comprarán un freno y unas cubiertas nuevas a la bici. Algunas tardes estoy en el balcón cuando lo veo venir camino abajo, levantando la polvareda. Brilla el sol en su manillar, y a mi, el chaval con su bici, se me hace una estrella fugaz que va dejando tras de si su estela de polvo. Lo veo alejarse, y cuando se pierde tras el recodo del camino, otro niño, con una bicicleta negra y grande, sin frenos y muchas veces pinchada, baja por el mismo camino, haciendo las mismas locuras de niño. Es una bicicleta Orbea, grande, negra... es la bici de mi padre, la que yo cogía cada tarde para subir hasta más allá del faro y bajar como baja él. Esta tarde han llamado a la puerta, he abierto y allí me lo he encontrado, gimiendo, casi llorando, con sus manos y sus rodillas desolladas, llenas de pequeños chinitos y arena del camino. Se ha caído y el dolor y la sangre lo han asustado. Mientras yo lo curaba él miraba su bicicleta; tiene la cadena fuera de su sitio, el manillar torcido y la rueda delantera descentrada. Le duele más esto que sus manos y sus rodillas.


Bajando con él hacia el pueblo me he parado en el recodo grande del camino, me he sonreído al recordar a otro niño, hace muchos años, con las manos y las rodillas sangrando, con una bici rota... volviendo al faro, a que, el viejo farero de entonces, lo curase.


El viejo farero.
(http://www.enlasoledaddelfaro.blogspot.com/ blogetik hartua)